jueves, 19 de junio de 2008

146. Fotomontaje


Leyendo de collage y fotomontaje entre tantas otras cosas, entre lo que encontré, esto es lo que seleccioné. Lo primero es de la wiki luego es material seleccionado de varias partes.


Fotomontaje :

El fotomontaje es el proceso (y resultado) de hacer una ilustración compuesta de otras, se trata de una especie de collage. Esta composición puede realizarse mediante recortes de otras ilustraciones juntando un cierto número de ellas. En algunas ocasiones el compuesto de ilustraciones es fotografiado hasta que la imagen final es una simple fotografía. El fotógrafo inglés Henry Peach Robinson (1830–1901) es acreditado como el primero en realizar esta técnica del fotomontaje, lo hizo al poco de comenzar su carrera en 1857.

Historia

Muchos de los ejemplos tempranos de arte en el área del fotomontaje consiste en elementos fotografiados superpuestos en acuarelas, como combinación elaborada como por ejemplo George Grosz que trabajó sobre el 1915 en parte del movimiento Dada en Berlin, que surge como una especie de visueller Anarchie (anarquía visual) realizando montaje como una forma de arte moderno. Los otros exponentes modernos del fotomontaje son John Heartfield, Hannah Höch, Kurt Schwitters, Raoul Hausmann y Johannes Baader. Las actividades Dada incluían fotografías en sitios públicos, manifestaciones y publicaciones de arte. Mediante este arte se hacía una crítica apasionada del arte, de la cultura, etc. Las fotos se combinaban para crear un nuevo sujeto con más fortaleza visual, esta herramienta proporcionó a los dadaistas una forma de protesta contra la primera guerra mundial y contra los intereses burgueses.

En simultaneidad con los alemanes, los artistas rusos tenían el constructivismo y sus máximos exponentes eran El Lissitzky y el equipo de esposos Gustav Klutsis y Valentina Kulagina que crearon el primer fotomontaje para el gobierno de la Unión Soviética. Otros artistas tuvieron influencias de este movimiento de fotomontaje, como Alexander Rodchenko, Salvador Dalí, John McHale, David Hockney y Thomas Ruff. Otros métodos de combinar pinturas denominada también fotomontaje, tales como la combinación de imágenes, periódicos, revistas, etc (por ejemplo O. G. Rejlander, 1857), proyección y técnicas de montaje por computadora. Romare Berden’s (1912-1988) hace proyecciones en blanco y nego, su método comienza con composiciones en papel, pintura y fotografías puestos en mesas de 8 12x11 pulgadas. Berden fija las imágenes con una emulsión que aplica con un rodillo y posteriormente hace más grande las imágenes con fotografía.

Crear un fotomontaje hoy en día es una tarea muy fácil con el advenimiento de los ordenadores, ya que existen programas de software que facilitan esta tarea, algunos de ellos son: Adobe Photoshop, Pixel image editor y GIMP. Estos programas hacen los cambios digitalmente, permitiendo un flujo de trabajo rápido y unos resultados más precisos. Algunos artistas contemporaneos lo utilizan, por ejemplo el fotógrafo de paisajes Edward Hill que emplea este software para crear fotomontajes circulares de cinco días, presentando al espectador de su obra una especie de escaparate multi-direccional de sus paisajes.

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Indicios del Fotomontaje

La manipulación de fotografías es tan antigua como la fotografía misma.1 Con el nacimiento de la fotografía se empezaron a producir infinidad de posibilidades para intervenir en las imágenes. Encontramos en los orígenes del Fotomontaje la búsqueda por perfeccionar las imágenes obtenidas, que incluye desde la necesidad de corregir los errores de iluminación y composición, hasta la experimentación con las fotografías con fines artísticos.

Si el nacimiento de la fotografía es bastante confuso e impreciso, entonces resulta difícil definir nombres propios para mencionar los inicios del Fotomontaje fotográfico y, de alguna manera, todos estos fenómenos han estado históricamente marcados por los procesos industriales y comerciales; hablamos, pues, de la época de la industrialización.

Intentado situar en la historia los primeros indicios de la manipulación fotográfica encontramos «El “dibujo fotogénico”, de Fox Talbot, uno de los primeros procedimientos fotográficos inventados en la década de 1830».2 Hablamos de la impresión por contacto directo, cualquier objeto era susceptible de ser impreso en la superficie fotosensible. Usando la misma técnica pero en 1920 encontramos a Man Ray y Moholy Nagy, que producían imágenes similares a las que denominaban «fotogramas».

A partir de este momento se empezó una experimentación en el laboratorio fotográfico que consistía en la superposición de negativos, la realización de composiciones de imágenes con diferentes fotografías, dobles exposiciones y todo lo que pudiera generar nuevos resultados. «Recortar y pegar imágenes fotográficas solía formar parte del universo de los pasatiempos populares: postales cómicas, álbumes de fotografías, pantallas y recuerdo militares».3 Nacía entonces una cultura que ha perdurado y que hoy en día sigue siendo la base del montaje: «Cortar y Pegar».

Cualquier fotógrafo que haya estado dentro de un laboratorio fotográfico puede entender la sensación casi mágica de interponerse en la trayectoria de la luz a la hora de exponer sus materiales fotosensibles, esperando resultados sorprendentes, lo que supone resultados a menudo irrepetibles y, por defecto, personales.

Por otro lado, en el siglo XIX se empezó a utilizar la manipulación de las imágenes para sumar elementos que no existían en la original o para compensar defectos. Aquí encontramos a Henry Peach Robinson, un talentoso pintor convertido en fotógrafo que creaba «sensacionales efectos atmosféricos».4

Como toda nueva técnica, la fotografía generó diferentes opiniones; a muchos les gustó y a otros tantos les incomodó. Estos últimos declararon de forma enérgica su rechazo al nuevo «diabólico artificio francés: El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de dios y ninguna máquina humana puede fijar la imagen divina».5

En el siglo XIX, los mismo fotógrafos fueron los que satanizaron la práctica del Fotomontaje: «a los miembros de la Sociedad Fotográfica de Francia les estaba prohibido exponer montajes fotográficos».6

La realidad es que el concepto de Fotomontaje nació en un contexto alejado de la fotografía profesional. «El término Fotomontaje fue inventado justo después de la Primera Guerra Mundial , cuando los dadaístas berlineses necesitaron un nombre para designar la nueva técnica utilizada mediante introducción de fotografías en sus obras de arte».7 Se puede hablar de un concepto acuñado por las vanguardias de principios de siglo y, en el collage cubista y futurista, podemos apreciar la incorporación de fotografía a la pintura.

La invención del collage se le ha atribuido a Pablo Picasso. Lo cierto es que el collage, que consistía en introducir fotografías en los dibujos o pinturas, influyó las vanguardias históricas de una manera contundente. «Con papel de periódico, papeles pintados imitando las aguas de la madera, partituras musicales, naipes y tarjetas de visita pegados a sus dibujos, Picasso y Braque inventaron el collage y alteraron para siempre la forma de hacer arte y de recibirlo».8

El Dadaísmo fue el movimiento artístico que le dio forma y nombre al Fotomontaje. Para los dadaístas «las fotografías o los fragmentos fotográficos se convirtieron en los principales materiales estructuradores del cuadro».9 En este movimiento encontramos nombres ahora célebres como: Raoul Hausmann, George Groz, John Heartfield, Johannes Baader y Hannah Höch. Estos artistas fueron los que trabajaron hasta llegar a definir el término Fotomontaje: «hablábamos de construir, ensamblar [montieren] nuestras obras. En alemán montage significa “ajuste” o “cadena de montaje”, y Monteur , “mecánico, “ingeniero”».10 John Heartfield, tal vez el profesional más famoso del Fotomontaje, era conocido entre los dadaístas como Monteur Heartfield, no únicamente por sus Fotomontajes, sino en reconocimiento a la actitud, compartida por todos, hacia la propia obra y la relación de ésta con las jerarquías artísticas vigentes.

La introducción de fotografías a recortes de periódico, dibujos, tipografías y demás elementos gráficos dio forma a esta novedosa y potente forma de hacer arte, creando una «imagen explosiva y caótica, un provocador desmembramiento de la realidad».11


Notas:

1 Ades Dawn, Photomontage (1976), Thames and Hudtson Ltd, Pág. 7
2 Ibid
3 Ibid
4 Ibid, Pág. 9
5 Benjamin Walter, Sobre la Fotografía (2004), Pre-textos, Valencia. Pág. 23
6 Ades Dawn, Photomontage (1976), Thames and Hudtson Ltd, Pág. 9
7 Ibid, Pág. 12
8 Exposición Mestres del Collage, De Picasso a Rauchenberg, (2005), Catálogo, Fundación Joan Miró, Pág. 240
9 Ades Dawn, Photomontage (1976), Thames and Hudtson Ltd, Pág. 12
10 Ibid
11 Ibid

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El fotomontaje es la técnica fotográfica que forma la composición de una sola imagen a partir de la reunión de dos o más fotografías. Ahora se tiende a definir como los procedimientos fotográficos —con técnicas de laboratorio como positivar uno o más negativos o, bien, mediante tecnología digital—, más que el hecho de recortar y volver a ensamblar fotografías, como se hacía en los primeros fotomontajes artísticos creados por los dadaístas berlineses. En el siglo XX, el fotomontaje dio un giro radical a una de las características principales de la fotografía: la ilusión de realidad, pues fabricó escenas ficticias hechas a partir de “pedazos de realidad”. El fotomontaje hace evidente cómo la fotografía es susceptible de ser manipulada para reorganizar o desorganizar la realidad.
A continuación se presenta una visión panorámica de los orígenes históricos del fotomontaje como expresión artística y como medio de comunicación, en Europa y en México.


Fotomontajes en el siglo XIX

La manipulación de fotografías es tan antigua como la fotografía misma. En los libros sobre fotografía del siglo XIX se habla con entusiasmo de “divertimentos fotográficos” que se lograban retocando fotografías, o a partir de la doble exposición de negativos, de “fotografías de espíritus” (generalmente resultaban por un mal lavado de una vieja placa), de doble impresión, de impresión directa de objetos en placas fotográficas y de fotografías compuestas. Recortar y pegar varias imágenes fotográficas solía formar parte del universo de los pasatiempos populares. Existen infinidad de postales cómicas, álbumes de fotografías, pantallas y recuerdos militares realizados según la técnica que ahora llamamos “fotomontaje”.
La combinación de fotografías y negativos fotográficos también se practicó en el contexto de las bellas artes. En el siglo XIX se acostumbraba utilizar una impresión combinada como método para añadir figuras a una fotografía de paisaje, o bien para imprimir un cielo diferente. Además se utilizó esta técnica para subsanar —muchas veces con la ayuda de la pintura— los defectos y las limitaciones de los métodos fotográficos de la época.


Nace el fotomontaje como arte: Dadá

El arte del fotomontaje empezó en Europa justo después de la Primera Guerra Mundial. El término fotomontaje se inventó en el grupo Dadá de Berlín, en Alemania. Mucho del trabajo dadaísta fue colaborativo, así que varios miembros de este grupo reclaman la atribución de la palabra fotomontaje. La versión oficial es que cinco exponentes de Dadá trabajaron la nueva forma de montaje fotográfico entre 1916 y 1918: John Heartfield, George Grosz, Hannah Höch, Raoul Hausmann y Johannes Baader.
El grupo de artistas dadaístas berlineses buscaba nuevas formas de expresión, una que tuviera más significado que la abstracción pero que no fuera el uso de formas tradicionales de pintura y que fuera distinto del collage cubista. El principio del fotomontaje y del collage es el mismo: la superposición o el enlace de varias imágenes opuestas dentro de un mismo plano; sin embargo, los medios son otros. El collage emplea elementos extraídos de libros de grabados y añade a la obra objetos reales, mientras que el fotomontaje es una manipulación de la realidad a través de la fotografía. En el contexto del collage cubista y futurista se encuentran ejemplos aislados del uso de fotografías. Para los dadaístas, las fotografías o fragmentos fotográficos se convirtieron en los principales materiales que estructuraban sus obras. Pegaban fotografías junto a recortes de periódicos y revistas, tipografías y dibujos para formar imágenes caóticas y provocadoras por su brutal desmembramiento de la realidad.
“Montage” en alemán significa “línea de ensamblaje” y “monteur” significa “mecánico” o “ingeniero”. John Heartfield es el más reconocido artista del montaje fotográfico. Solía trabajar vestido con un overol de obrero y era conocido como Monteur Heartfield, en reconocimiento a su actitud hacia el arte. Hanna Höche, quien también producía fotomontajes, dijo: “Nuestro único propósito era integrar objetos del mundo de las máquinas y la industria en el mundo del arte”. La yuxtaposición de lo humano y lo mecánico fue un tema recurrente en los montajes de los dadaístas berlineses. Después de todo, la fotografía se reconoce como un arte donde predominan el uso de máquinas y técnicas mecánicas. El fotomontaje pertenecía al mundo tecnológico, al mundo de la comunicación de masas y de la reproducción fotomecánica y esas características interesaron especialmente a los dadaístas.
Muchos de los primeros montajes de Dadá se usaron como portadas e ilustraciones de revistas y manifiestos del movimiento. Su estilo era anárquico y usaban elementos yuxtapuestos que asemejaban una página de periódico. A partir de estos experimentos iniciales, las mayores figuras del fotomontaje Dadá emergieron con estilos y propósitos diversos.

El fotomontaje en el constructivismo ruso

En el ámbito del constructivismo ruso, Alexander Rodchenko y El Lissitzky realizan creaciones pseudo-fotográficas. También hacen fotomontajes Gustav Klutsis y Serguéi Senkin. Rodchenko hizo una serie de fotomontajes para ilustrar el poema de Maiakovski Sobre esto, de 1923. Muchos de los fotomontajes rusos se destinaron a transmitir un mensaje político y renovador a través de la prensa escrita. Entre los rusos, esta forma de expresión fue bautizada con el nombre de "Poligrafía”, que implicaba la fusión entre fotografía, collage, diseño y tipografía, pasado todo ello por el tamiz de la fotomecánica.
Los constructivistas rusos apreciaron el fotomontaje por razones parecidas a los dadaístas berlineses. Los rusos sentían la necesidad de alejarse de las limitaciones de la abstracción, el estilo dominante del arte de vanguardia, sin tener que volver por ello a la pintura figurativa.

Usos políticos del fotomontaje

Desde 1923 hasta entrada la década de 1930, los usos del fotomontaje se extendieron rápidamente al campo de la publicidad y de la propaganda política: carteles, portadas de libros, postales, ilustraciones de revistas y libros e instalaciones expositivas. La combinación de fotomontaje y las nuevas técnicas tipográficas se materializó en diseños audaces, simples y llamativos. El fotomontaje político tiene un efecto poderoso porque los objetos que muestra son reales.
En los decenios que precedieron al estallido de la Segunda Guerra Mundial, el fotomontaje fue cada vez más utilizado por todas las fuerzas políticas de Europa y Rusia. Durante la Guerra Civil Española, tanto el bando franquista como el republicano realizaron carteles con montajes fotográficos y en la Italia fascista de Mussolini también se recurrió de manera generalizada al fotomontaje. También aparece el foto-collage, una mezcla de fotografía y collage, donde se mezcla dibujo y fotografía para hacer sobre todo carteles publicitarios. Sin embargo, el fotomontaje está más relacionado con la izquierda política. En la Unión Soviética se usó intensivamente enfocándose a la tarea de informar y persuadir al pueblo, especialmente efectiva en un país cuya población no estaba unida por una misma lengua, ni del todo alfabetizada.
Uno de los más importantes “fotomontadores” de la izquierda política durante estos años fue el dadaísta John Heartfield, quien hizo obras contra la República de Weimar y luego para registrar el terrible ascenso del fascismo y la dictadura de Hitler. Heartfield trabajó para la prensa comunista alemana pero tuvo que abandonar su país en 1933 y siguió trabajando desde Praga y luego desde Londres.


Los mundos mágicos de los surrealistas

El fotomontaje también puede perturbar nuestra percepción del mundo y crear imágenes maravillosas. Mediante la yuxtaposición de elementos entre sí de naturaleza extraña se crean realidades distintas, paisajes alucinantes y cuando los objetos se trasladan a un nuevo contexto resultan enigmáticos. Hubo muchas postales a principios del siglo XX que recurrían al fotomontaje para conseguir efectos perturbadores, como la distorsión de la escala. Max Ernst fue de los primeros artistas en explorar el poder desorientador de las imágenes fotográficas combinadas, así como las posibilidades de realizar transformaciones maravillosas de objetos, cuerpos y paisajes. Las obras de Ernst anuncian el surrealismo. También trabajaron en este sentido artistas como Man Ray, René Magritte y Albert Valentin. Los surrealistas André Bretón y Paul Éluard apreciaron el fotomontaje porque les permitía mostrar el mundo desde una perspectiva simbólica.


El fotomontaje en la segunda mitad del siglo XX

Hacia la segunda mitad del siglo XX hubo un renacimiento del fotomontaje. Varios de los artistas relacionados con el Pop Art (como Eduardo Paolozzi y Richard Hamilton) usaban fotografías de revistas y texto para mostrar sus propuestas. En esta época, en respuesta al incremento en la popularidad del arte, los publicistas empezaron a producir fotomontajes, una línea que continúa hasta nuestros días.
El siguiente gran renacimiento del fotomontaje en Europa está conectado con los movimientos antinucleares de la década de los ochenta. Mucha de la imaginería de esta época fue diseñada para usarse en manifestaciones, sobre todo aprovechando sus posibilidades como medio gráfico de comunicación. Los artistas que se destacan en este periodo son Klaus Staeck, un artista político que también es abogado, político y publicista y que por más de treinta años ha realizado carteles, postales, estampas y volantes que hablan de la libertad de expresión, la paz, el medio ambiente, la pobreza. Otro artista es el inglés Peter Kennard, que se dedica sobre todo a hacer imágenes en contra del belicismo y denunciando la pobreza en el mundo.
En el terreno de la publicidad es donde quizá el fotomontaje nos resulte más familiar hoy en día. A partir de esta técnica los publicistas crean imágenes extrañas y maravillosas, y dotan de magia imágenes tomadas de la cotidianidad.
El fotomontaje digital
En el fotomontaje clásico no importaba que se notaran las “costuras” en la imagen final (el rastro del recorte), y la falta de integración visual entre los diversos elementos que componían la imagen. Todo esto se justificaba en función del sentido que la imagen tomaba como relato construido con una determinada intencionalidad. El falseamiento era evidente. No había intención de engañar a nadie, y se asumía el carácter construido de la imagen.
En cambio, la fotografía digital funciona, casi siempre, como una especie de fotomontaje tecnológicamente más avanzado que pretende disimular de manera sistemática los puntos de sutura entre los distintos fragmentos seleccionados y fusionados. Ya no se distinguen los “tijeretazos”, sino que vemos imágenes que se integran, ocultando el proceso de manipulación. Esto permite que este mundo digital, reconstruido por completo en una computadora, parezca real a pesar de esa segunda génesis virtual. Ésta es una de las grandes diferencias entre la fotografía tradicional y el fotomontaje virtual, pues aunque la imagen pueda ser manipulada en el momento de la toma, la fotografía documental no admite éticamente la posibilidad de manipulación a posteriori tras su obtención.
En la actualidad existen muchos artistas que se dedican al fotomontaje digital. Por ejemplo Sean Hillen o Pedro Meyer, fotógrafo mexicano. Puedes ver fotomontajes digitales de artistas contemporáneos en www.zonezero.com. Asimismo, en Internet es común encontrar sitios de todo tipo donde puedes practicar tu propio fotomontaje digital interactivo.


Los orígenes del fotomontaje en México

A principios del siglo XX hubo prácticas primarias de fotomontaje en la prensa, donde se mostraba como un divertimento plástico. Pero es hasta la década de los treinta de ese siglo cuando se usó de manera abiertamente combativa y con implicaciones políticas. A Tina Modotti se le deben los primeros planteamientos realizados en México para que el uso artístico social del fotomontaje. A fines de los veintes, Modotti mostró en las páginas del periódico comunista El Machete los primeros fotomontajes en México, muy simples todavía y que consistían de dos imágenes unidas para dar un mensaje político claro. (Por ejemplo, Pobreza y elegancia, ca. 1928).
El fotomontaje en México va a estar muy influido por las propuestas vanguardistas europeas y norteamericanas. Éstas exaltan la vida moderna (la máquina, la herramienta, el trabajo, la fábrica y aún los objetos orgánicos) desde la experimentación visual. Los vanguardistas de la fotografía mexicana (Agustín Jiménez, Lola Álvarez Bravo, Emilio Amero, Antonio y Rafael Carrillo) harán uso y difundirán el fotomontaje.

La revista Futuro , que comenzó a publicarse a finales de 1933 y fue dirigida por Vicente Lombardo Toledano, se basó principalmente en el uso del fotomontaje para denunciar la explotación de obreros y campesinos y para transmitir todo tipo de mensajes políticos. En Futuro además se destacan los fotomontajes del fotógrafo alemán llegado a México Enrique Gutmann, quien se especializó en “montar” imágenes de multitudes obreras con consignas sociales. El español Josep Renau —llegó a México en 1939 y también colaboró en Futuro — , se cuenta entre quienes hicieron propuestas al lenguaje del fotomontaje en México.

En 1935 se organizó en México la Primera exposición de carteles y fotomontajes. Aquí Lola Álvarez Bravo mostró su célebre obra El sueño de los pobres. En la década de los treinta, recurrieron al fotomontaje grupos artísticos con intereses político sociales como fue la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR); en su revista Frente a Frente pueden verse varios ejemplos de este medio de expresión .
La Segunda Guerra Mundial ofreció a la ilustración fotomontajista mexicana un amplio despliegue del discurso político. En este panorama deben mencionarse dos revistas de muy corta duración llamadas 1945 y 1946, que también exponen fotomontajes como crítica gráfica dedicada a crear conciencia social en México. En estas publicaciones mostraron su trabajo de composición fotográfica los hermanos Mayo, y en el primer número de 1946 apareció el Obrero en huelga asesinado (1934), de Manuel Álvarez Bravo.

En el medio de la propaganda política oficial, es a partir de la campaña política del presidente Lázaro Cárdenas cuando comenzó a usarse de manera intensa en la prensa así como en revistas oficiales, como El Maestro Rural. Durante el gobierno de Miguel Alemán Valdés se utilizó con gran éxito para promocionar la obra pública federal, por ejemplo de la construcción de la Ciudad Universitaria. En otro ámbito se usó para la promoción turística de México, pues se divulgaron composiciones donde, por ejemplo, se reunían imágenes de ruinas arqueológicas, con iglesias coloniales y edificios modernos.


Vanguardias artísticas. La descontextualización de los elementos

La descontextualización de la imágenes y su posterior yuxtaposición son uno de los primordiales aportes del Fotomontaje. Estamos hablando de una época histórica bastante conflictiva en Europa, y en especial en Alemania, en la que el Fotomontaje jugó un papel bastante importante. En el texto El autor como productor, escrito en 1934, Walter Benjamin menciona que «El vigor revolucionario del dadaísmo consistió en poner a prueba la autenticidad del arte».1

Los artistas que usaron el Fotomontaje fueron bastante prolíficos en esa época: «mirad, vuestro marco hace saltar el tiempo; el más minúsculo pedazo auténtico de la vida cotidiana dice más que la pintura. Igual que la sangrienta huella digital de un asesino sobre la página de un libro dice más que el texto».2 Benjamin pone de ejemplo a Heartfield como un creador que usa las portadas de libros como instrumento político. En su texto, Benjamin pone de manifiesto la importancia de usar el arte como herramienta política por una necesidad de otorgarle a la fotografía un valor de uso revolucionario. En este sentido, Heartfield es un ejemplo paradigmático. Por otro lado, Benjamin menciona a Bertolch Brecht y el tipo de teatro que desarrolló, «El teatro épico».

En esta propuesta el director «no tiene que desarrollar acciones tanto como exponer situaciones. Esas situaciones, como veremos enseguida, las obtiene interrumpiendo las acciones».3 El teatro épico asimila el montaje: lo montado interrumpe el contexto en el cual se monta. Estamos hablando nuevamente de una manipulación de una idea lineal, una modificación de algo a través del montaje «el teatro épico no reproduce situaciones, más bien las descubre. El descubrimiento se realiza por medio de la interrupción del curso de los hechos».4

Encontramos similitudes con el proceso del Fotomontaje en una época en la que la interrupción, el desmembramiento y la superposición se usaron como recursos propositivos y novedosos para buscar un arte político comprometido.

Evidentemente, una puesta en escena representa otro tipo de comunicación con la audiencia, en comparación con el bidimensional Fotomontaje, pero lo cierto es que podemos entender los recursos utilizados como una forma de darle otra lectura al arte que se practicaba en aquellos tiempos, que supone la utilización de herramientas contundentes para representarlo. No es coincidencia que tanto Benjamin y Heartfield, como Brech fueran alemanes en una época en que los cambios en su nación trastocaran los límites de la intolerancia; creadores que generaron una respuesta crítica con su trabajo intelectual y artístico.

Una de las diferencias importantes que introdujo el Fotomontaje en relación con la pintura fue su relación con el mundo tecnológico, el mundo de las máquinas que producían la comunicación de masas y la reproducción fotomecánica. El Fotomontaje se proyectó como una forma de hacer arte, en la cual se inmiscuían otros actores diferentes en el proceso de la obra (impresores, páginas de revistas impresas, publicidad, etc.), en comparación con la pintura, que era un arte mucho más exclusivo y privado. «Nuestro único propósito era integrar los objetos del mundo de las máquinas y de la industria al mundo del arte».5

En el arte de vanguardia de la primera mitad del siglo XIX encontramos diferentes concepciones del uso del Fotomontaje. De hecho, los cubistas lo llaman collage y argumentan que lo que ellos realizaban contaba con diferentes características y que en el fondo no era lo mismo, mientras que los constructivistas y surrealistas tenían una visión diferente de esta práctica, que los separaba del dadaísmo berlinés.

Los constructivistas rusos coincidían más con los dadaístas, que buscaban alejarse de las limitaciones de la abstracción. Les interesaba la capacidad de la fotografía de representar la realidad. No obstante, cada corriente encontraba diferentes matices en la forma de usar su significado.

La concepción de collage se generó para separarse claramente del Fotomontaje dadaísta pues el enfoque de la nueva técnica era distinto. Diversas versiones y teorías generan diferentes lecturas y separan las preocupaciones figurativas de los materiales en el collage. En el tema del Fotomontaje, que se relaciona con recortar y volver a ensamblar fotografías, nadie se pone de acuerdo.

En referencia al trabajo de Heartfield, Serguéi Tretiakov menciona: «cabe señalar que el Fotomontaje no debe ser necesariamente un montaje de fotos. No. Puede ser foto y texto, foto y color, foto y dibujo».6 Tretiakov ve en el Fotomontaje un trabajo más incluyente y abierto a todo tipo de representaciones gráficas, y considera a Heartfield como el precursor de esta tendencia, el cual daba prioridad a la idea con respecto al procedimiento técnico, a la operación que transforma el sentido de la fotografía original. Se habla más bien de comunicación de una idea concreta a través del Fotomontaje y de mostrar una tendencia social.

El punto más interesante se encuentra en esta visión que se aleja del juicio técnico y se acerca más a buscar objetivos con el uso de esta técnica. Los recursos que aportó el Fotomontaje al manejo de la imagen son infinitos cuando se mezclan recortes, composición, superposición, sobreimpresión, repetición de un negativo, doble impresión, combinación, y así sucesivamente en un bucle infinito de respuestas diferentes.


Notas:

1 Benjamin Walter (1934) El autor como productor, Itaca México, Pág. 6
2 Ibid
3 Ibid, Pág. 9
4 Ibid
5 Ades Dawn, Photomontage (1976) , Thames and Hudtson Ltd, Pág. 13
6 Ibid, Pág. 16

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